COLLARIN PHILADELPHIA
Es frecuente que los pacientes soliciten en la farmacia-ortopedia la adaptación de collarines cervicales prescritos para tratar el dolor y las consecuencias de los traumatismos en la región cervical. Hay muchos tipos de ortesis cervicales, desde las más sencillas, como los collarines blandos, hasta las más complejas, como los soportes y los halos cervicales. En esta ficha se describen las características y la adaptación de una de las ortesis cervicales utilizadas con más frecuencia y, por tanto, muy solicitada a los farmacéuticos-ortopedas: el collarín Philadelphia.
El collarín Philadelphia es una ortesis que se coloca y adapta al paciente en la zona cervical, que tiene un apoyo occipital y para el mentón, cuyo objetivo es disminuir la movilidad de esa región y aliviar el dolor. Se trata de una ortesis bivalva fabricada en termoplástico moldeable a baja temperatura, generalmente plastazote de 10 mm de espesor, y reforzada con piezas de termoplástico rígido en la zona anterior y posterior, que le dan consistencia y estabilidad. El cierre de las valvas se hace con tiras de velcro.
Se comercializan algunas variantes, como el modelo ajustable (fig. 2), que permite su adaptación y colocación mediante un sistema telescópico, de acuerdo con las indicaciones del médico. Otra variante es el Philadelphia , dotado de una abertura anterior que permite que al paciente se le pueda incorporar una cánula traqueal de urgencia, así como su limpieza y revisión. Con este modelo se facilita al personal sanitario tener un acceso rápido a la toma del pulso de la carótida y llevar a cabo otras manipulaciones de urgencia.
En otros modelos se incorporan aberturas de ventilación para reducir el calor y la humedad que se acumulan en las zonas de contacto del collarín con la piel del paciente.
Los materiales con los que está fabricado el collarín permiten realizar radiografías, tomografía axial computerizada y resonancias magnéticas nucleares.
Mecanismo de acción y funciones
El diseño biomecánico general de este collarín y la incorporación de los apoyos mentoniano y occipital descargan, de forma efectiva, la presión sobre los discos intervertebrales y relajan los músculos y ligamentos de la zona, además de equilibrar la cabeza y mantenerla en la posición de flexión-extensión neutra (fig. 4). El mecanismo limita la posibilidad de flexionar, extender y rotar el cuello. La conformación y adaptación adecuada al hombro y al contorno de la mandíbula permite que la estabilidad sea la adecuada, incluso mayor que con otros collarines, y todo ello con mayor comodidad.
Por tanto, con esta ortesis se consigue disminuir la movilidad de la región cervical, aunque hay que señalar que no se llega nunca a producir una inmovilización total. Con todo ello se consigue que disminuya el dolor y prevenir lesiones medulares en caso de traumatismo grave (laboral, de tráfico, etc.).
Indicaciones terapéuticas
El collarín Philadelphia está indicado en las siguientes patologías:
- Contracturas y cervicobraquialgias.
- Dolores por flexión postural excesiva.
- Traumatismos de las partes blandas, como es el caso del «latigazo cervical».
- Traumatismos óseos leves: apófisis espinosas, transversas, etc.
- En la prevención de lesiones medulares causadas por accidentes de tráfico y laborales.
- Como ortesis protectora en el proceso posoperatorio de determinadas intervenciones quirúrgicas: artrodesis, laminectomías, tortícolis tratadas quirúrgicamente, etc.
Adaptación y colocación
Este tipo de collarines suelen ser prefabricados, aunque también se pueden hacer a medida. La elección de la talla, en el caso de los prefabricados, se hace en función del perímetro del cuello del paciente, teniendo en cuenta, además, la altura del hueco occipital y la distancia del mentón al esternón.
Antes de colocar el dispositivo cervical hay que revisar la piel y comprobar que no hay ningún tipo de alteración cutánea en esa zona que se pueda complicar por el uso del collarín. Se deben retirar los pendientes, los piercingso cualquier otro elemento que pueda interferir con el uso del collarín y hay que tener la precaución de no atrapar el cuero cabelludo con la ortesis.
Una vez elegida la talla, colocaremos en el hueco occipital la valva posterior de este collarín (figs. 5), de manera que quede centrada. En ocasiones los fabricantes indican con flechas cuál es la parte de arriba y cuál la de abajo para evitar errores de colocación. Posteriormente se pone la valva delantera (fig. 6) situando correctamente la barbilla del paciente en el hueco correspondiente del collarín. Hay que asegurarse que la ortesis cervical queda centrada en el cuello.